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A todos aquellos que siguen creyendo en la fuerza y el poder de las palabras

domingo, 12 de septiembre de 2010

Buongiorno principessa




Hoy elijo "La vida es bella", mi película favorita, una que podría ver un millón de veces y a la que le encontraría un millón de rasgos entrañables, emocionantes y, sobretodo, aleccionadores.
Ver a alguien como Guido Orefice, un judío italiano que decide inventar un juego que justifique el comportamiento de los nazis alemanes, me emciona.
El personaje de Benigni, ingenioso y optimista hasta el final, resulta encantador llevando la pantomima que crea, por y para su hijo,a límites inimaginables, como puede ser mantenerlo escondido durante una noche entera cuando el campo está siendo desmantelado.
Cuando Dora obliga a un oficial nazi a parar el tren en el que se están llevando a su esposo y a su hijo porque quiere subir aunque ella no tendría porqué hacerlo. Sabe qué le espera allí,y eso me hace replantearme hasta qué punto alguien necesita seguir sus instintos más allá del peligro propio.
Y,mi escena favorita, aquella que me ha hecho llorar tantas veces, la final. Cuando Josué, el hijo, ve aparecer el tanque y es su voz adulta la que narra la escena haciendo referencia a la muerte de su padre, mediante la cual le salvó la vida, distrayendo la atención de los nazis de su escondite: "ése es el sacrificio que hizo mi padre, aquél fue el regalo que tenía para mi"
Aqui os dejo la escena final, pero os recomiendo que veáis la película entera.



miércoles, 8 de septiembre de 2010

Un antiguo debate


Ayer, leyendo una entrada de un blog, encontré una reflexión interesante sobre una de las fotografías más famosas de la historia, así como sobre el fotógrafo de la misma. Se trata de la foto tomada por Kevin Carter que encontráis en esta entrada.
Fue tomada en África y me parece que la propia foto habla por sí sola. Captar una imagen como ésta, en la que vemos hasta qué punto la situación de la población africana es desesperada, tiene que ser cuanto menos impactante.
La primera vez que vi esta imagen pensé que la persona que presenciara esta escena, tomaría la foto con el objetivo de denunciar una situación tan desesperada como lo es ésta, en la que un niño es atacado por un buitre que espera el momento en el que el niño muera para comérselo. 
En una sociedad como la nuestra, en la que situaciones como ésta son impensables, es lógico interpretar que una imagen como ésta impactaría pero, en mi caso, más que la imagen, me sorprendió la reacción del propio fotógrafo a la situación. 
Las declaraciones que éste hizo al recibir el premio Pulitzer en 1994 por esta fotografía fueron, en mi opinión, cuanto menos espeluznantes. En primer lugar le preguntaron qué hizo al terminar de hacer la foto, a lo que él contestó que espantar al buitre. Frente a esta respuesta el periodista le preguntó: "¿y con el niño?". Carter se quedó mirando al periodista y contestó: "al niño lo dejé ahí". Cabe destacar que pasados 3 meses, se suicidó.

Por más que lo pienso, no le encuentro una explicación, ni mucho menos una justificación a ésto. No puedo creerme que pudiera llegar a hacer algo así. ¿Qué clase de persona es capaz, después de presenciar un momento como ése, marcharse sin más dejando al niño ahí, sólo? Eso sí, no olvidemos que espantó al buitre, regalándole así al pobre niño un par de minutos más de vida.
Por muy complicado que fuera llevarlo a un hospital, por muy lejos que estuviera...nada de eso lo justifica.
Y así, debatiendo con mis familiares sobre la legitimidad de sacar una foto como ésta, me he dado cuenta de que, en ocasiones, aunque nos parezca que la gente hace cosas determinadas con un objetivo noble, los medios utilizados no hacen sino distorsionar y opacar ese objetivo.
Lo peor de todo es que en este caso, ni siquiera estoy segura de que el objetivo de Carter fuera denunciar esta situación a la que un niño indefenso en África se tuvo que enfrentar, al menos sus palabras no me hacen pensar que fuera así, tal  como yo pensé al ver la fotografía por primera vez.
Es increíble como cambian las cosas según el prisma mediante el que se miren.

Aprovecha el momento

No sé porqué soy tan estúpida de no aprovechar el tiempo. Disfrutar de cada momento, de la gente que te acompaña en cada una de las vivencias que tienes...

Pensar que lo que estás viviendo en ese preciso momento nunca se repetirá. Puedes vivir cosas parecidas, incluso con las mismas personas, pero nunca será igual. Siempre habrá algo que cambie. O bien es el lugar, la situación, la compañía, los sentimientos...

Sea lo que sea, cualquier factor afecta a la forma de recordarlo. Es increíble la forma en la que, con el paso del tiempo, nuestros recuerdos se distorsionan.

Cosas que recordabas a la perfección, que permanecían nítidas en tu memoria, ahora contienen lagunas, las cuales te cuesta mucho trabajo de disipar. Cada vez resulta más complicado recordar cada uno de esos detalles que antes hacían que ese momento fuera tan especial para ti.

Si hay algo que me asusta de marcharme es llegar a olvidar qué es lo que hacía tan especial el compartir ciertos momentos con personas determinadas. Espero que mi memoria me respete en este sentido porque necesito mantener estos detalles claros en mi mente para recordar con claridad a todas y cada una de las personas que hoy me rodean. La manera especial en la que cada uno de ellos habla, sus bromas, sus maneras de pensar. Son estos detalles los que hacen la amistad especial, lo que diferencian unas relaciones más estrechas de otras que no lo son tanto.